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🌆 La muerte de los «downtowns»
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🌆 La muerte de los «downtowns»

Y también: una película de Atlàntida.

8 de agosto | Alcoy, Alicante

📬 La semana pasada, en La Wikly pusimos nuestra atención en algunas de las ideas de política, cultura y tecnología que mueven el mundo:

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Imagen creada con Midjourney a partir de la descripción ‘downtown Manhattan, but it's filled with crime and misuse, The Last of Us visual style’

🌇 Ciudades en crisis

Lo importante. Los centros urbanos de las principales ciudades de Estados Unidos han cobrado un renovado protagonismo en los últimos dos años conforme numerosos vídeos de robos en supermercados, peleas callejeras y consumo de drogas en público se han viralizado en redes sociales.

  • La situación en los downtowns de ciudades como San Francisco, Nueva York, Portland o Los Ángeles parece estar fuera de control, a juzgar por las informaciones de algunos medios de comunicación, especialmente en la derecha.

  • Mientras que los ciudadanos sienten que los centros urbanos son cada vez más inseguros, a juzgar por encuestas que se han hecho precisamente en ciudades como Portland o San Francisco.

¿Pero realmente es esa la situación? ¿Están los centros urbanos estadounidenses en decadencia? ¿Y qué papel tienen sus gobiernos, generalmente demócratas, en esa supuesta caída en desgracia?

Explícamelo. Entre 2019 y 2023, la mayoría de ciudades importantes del país vieron reducido el tránsito de personas por sus centros urbanos de manera muy significativa.

  • Según un estudio de la Universidad de Toronto a partir de datos de teléfonos móviles, solo 4 de las 63 ciudades analizadas aumentaron su tránsito en comparación a los años previos a la pandemia.

  • En Washington D.C, ese tránsito se redujo un 24 por ciento; en Nueva York, un 33; en Los Ángeles, un 37;  en Chicago, un 48; en Portland, un 63, y en San Francisco, ¡un 68!

Algunos expertos coinciden en atribuir gran parte de la reducción de la actividad a la implantación del trabajo remoto en las empresas más susceptibles a permitir esa modalidad.

  • Ciudades como San Francisco, con un 40 por ciento de los trabajadores del centro de la ciudad dedicados a la tecnología y la información, habrían visto una reducción de actividad más drástica que ha acabado afectando al comercio y la restauración de los barrios céntricos.

  • Sin embargo, después de que la pandemia fuera controlada, algunos negocios y medios han atribuido esta crisis al aumento de la población sin hogar, un fenómeno que en general se asocia con mayores índices de criminalidad y problemas de adicciones.

¿Pero qué tanta verdad hay en esa afirmación? Primero, un poco de contexto.

Contexto. En Estados Unidos, las cifras de criminalidad con violencia se han ido reduciendo desde los datos trágicos de principios de los 90. El país encadena también una tendencia a la baja para la tasa general de delitos.

  • Es cierto que si comparamos las cifras de ahora con las prepandémicas, la tasa de homicidios ha aumentado alrededor de un 30 por ciento, pero no así el resto de crímenes con violencia.

  • Lo que también se ha producido es un importante aumento de los crímenes contra la propiedad1: por ejemplo, en Seattle (un 17 por ciento más), Philadelphia (38 por ciento), Nueva York (36 por ciento) o Chicago (un 48 por ciento más).

Gráfico vía Brookings Metro

Pero, ¿es este aumento más acusado en los centros urbanos de las ciudades que en las periferias? Depende.

  • En San Francisco, han bajado todos los tipos de crímenes violentos respecto a 2019 menos los homicidios, que han aumentado un 86 por ciento en el centro y un 45 por ciento en el resto de la ciudad.

  • En Los Ángeles, los datos son peores: la tasa de criminalidad ha aumentado un 11 por ciento y mucho más en un ya de por sí centro urbano problemático (56 por ciento contra la propiedad y 25 por ciento con violencia).

Por el contrario, en ciudades como Chicago, Nueva York, Philadelphia o Seattle, el crimen en los centros urbanos apenas representa entre el 1 y el 6 por ciento, siendo las zonas de las ciudades con menos criminalidad —así como las más seguras de sus contextos.

🤔 ¿Percepción = realidad?

La percepción del peligro en las calles está muy influenciada por la situación de las personas sin hogar. El aumento disparado de los precios de vivienda y la falta de políticas públicas orientadas a esa población han creado un verdadero desafío para la gestión de estas ciudades.

  • Tras la pandemia, en ciudades como Nueva York, Chicago o Philadelphia se redujo drásticamente la población de personas sin hogar, pero la caída de actividad en los centros urbanos hizo más evidente la presencia de personas sin hogar, aunque fueran menos.

  • En cambio, otras urbes como Portland han visto cómo la cantidad de personas sin hogar en el área metropolitana ha aumentado de alrededor de 4.000 a por lo menos 6.600 en los últimos tres años.

Un estudio de la UC San Francisco indica que la mayoría de gente sin hogar acaba así por una razón que parece lógica: simplemente, falta de acceso a una vivienda. Esta cita de The Economist lo resume bastante bien:

«Pocos estadounidenses vivían en la calle a principios de la posguerra porque la vivienda era más barata. Entonces, solo uno de cada cuatro inquilinos gastaba más del 30 por ciento de sus ingresos en alquiler, frente a uno de cada dos en la actualidad. Las mejores pruebas sugieren que un aumento del 10 por ciento en el coste de la vivienda en una ciudad cara provoca un aumento del 8 por ciento en el número de personas sin hogar».

La clave. Uno de los factores que puede estar influyendo en la percepción negativa de la población sin hogar es que es un sector social especialmente vulnerable a la crisis de opiáceos, ahora agravada por la popularidad y accesibilidad del opioide sintético conocido como fentanilo, 50 veces más potente que la heroína.

  • En Los Ángeles, donde viven más de 40.000 personas sin hogar, el fentanilo golpea con fuerza a muchas de las más de 10.000 que se concentran en la zona del centro conocida como Skid Row. Pasa algo parecido en el Tenderloin, un barrio céntrico de San Francisco.

  • En el barrio de Multnomah, en Portland, las sobredosis fatales por drogas casi se duplicaron entre 2019 y 2021. El estado de Oregon despenalizó en 2020 la posesión de pequeñas cantidades de droga (incluyendo cocaína, heroína y metanfetamina), con terribles consecuencias.

Sin embargo, un aumento del consumo de drogas no es necesariamente un factor correlacionado al aumento de personas sin hogar.

  • Por ejemplo, Virginia Occidental tiene la peor tasa de mortalidad por sobredosis de drogas en el país, pero también una de las tasas más bajas de personas sin hogar.

¿Entonces? La asociación directa entre una mayor cantidad de gente sin hogar y un aumento de la criminalidad también es tendenciosa.

  • Los datos de un estudio en marcha de Charles Lanfear, de la Universidad de Oxford, parecen desvincular el crecimiento de los asentamientos de gente sin hogar con un aumento de la criminalidad.

  • E investigadoras como Hanna Love, del think tank Brookings Institution, alegan que los datos apuntan a que las personas sin hogar «son más víctimas de crímenes que perpetradores de ellos».

Además, en esta newsletter hemos comentado con anterioridad otras causas que también están influyendo en el aumento de los índices de criminalidad que en poco se relacionan con sectores poblacionales marginales.

💡 La idea

Pero entonces, ¿cómo devolver la vida a los centros urbanos? ¿Es una lucha contra la percepción ciudadana, a veces equivocada, o contra problemas estructurales como el crimen, el consumo de drogas y las personas sin hogar? Por supuesto, es un poco de todo.

La percepción. Medios, políticos y voceros ideológicos siguen influyendo de forma determinante en la percepción de la población sobre el crimen que realmente impera en las grandes ciudades.

  • La viralización de vídeos sensacionalistas sobre hurtos, peleas o consumo de drogas en las calles tiene más poder sobre el imaginario colectivo que unas cuantas estadísticas.

  • Mientras que la falta de contundencia de muchos políticos demócratas a la hora de denunciar el crimen que sí existe en sus ciudades genera una atmósfera de impunidad contraproducente.

Lo local. Los alcaldes de las ciudades han tomado varias medidas para intentar recuperar el atractivo de sus centros urbanos, pero no siempre actúan de acuerdo a las recomendaciones de los expertos.

  • Ciudades como Nueva York cruzan los dedos para que las empresas pidan a sus trabajadores que vuelvan a sus oficinas céntricas.

  • Todo, mientras los promotores transforman muchas de esas mismas oficinas vacías en edificios residenciales que aviven las calles.

Un buen ejemplo. Houston, en Texas, representa un ejemplo paradigmático de políticas públicas inclusivas que ofrecen respuesta a la problemática del creciente número de personas sin hogar al tiempo que impulsan el desarrollo de la ciudad.

  • La implementación del modelo Housing First, que combina viviendas asequibles con servicios de apoyo para personas que padecen enfermedades mentales graves, drogadicción y otros problemas debilitantes, lleva más de una década cosechando excelentes resultados.

  • El número de personas sin hogar cayó en picado desde entonces; una reducción del 63 por ciento desde 2011. En la última década, Houston, cuarta ciudad más poblada del país, ha trasladado a más de 25.000 personas sin hogar directamente a apartamentos y casas.

Un mal ejemplo. En cuanto a la epidemia de muertes por sobredosis, los alcaldes no suelen ir más allá de medidas para combatir el tráfico de drogas.

  • Varias experiencias en algunos países, como la vecina Canadá, evidencian que crear centros donde el consumo sea permitido en condiciones higiénicas reduce la mortalidad.

  • Sin embargo, en California, el gobernador demócrata Gavin Newsom vetó una propuesta para lanzar programas pilotos similares en San Francisco, Oakland y Los Ángeles.

Los juzgados. Algunas ciudades han barajado la opción de desalojar campamentos de personas sin hogar en los centros urbanos, pero se encuentran con un impedimento importante: la jurisprudencia.

  • Desde 2018, la sentencia del caso Martin v. Boise ha prohibido a los estados del Oeste hacer cumplir la ley contra los campamentos a menos que pudieran demostrar tener capacidad suficiente en refugios y albergues para alojar a esas personas.

  • Lo que los defensores del derecho a la vivienda han criticado ante este tipo de iniciativas es que forzar a estas personas a abandonar los campamentos y deambular de un lugar a otro no soluciona el problema, sino que solo contribuye a invisibilizarlo.

Mientras tanto, las voces contra Martin v. Boise crecen, especialmente por parte de conservadores que critican que los jueces dejan a las ciudades sin soluciones.

  • Un creciente número de jueces conservadores del Noveno Circuito de Apelaciones está mostrando su desacuerdo con un fallo que en los últimos años ha prohibido los desalojos de campamentos masivos de personas sin hogar.

  • Y ciudades como San Francisco, Portland o Austin están encontrando formas más originales de poner fin a los campamentos, sea con versiones temporales de los mismos o maquillando desalojos detrás de otras políticas locales.

Lo estructural. Al final, la mejor forma de paliar el crimen, el consumo de drogas o la falta de vivienda es a través de políticas que de verdad atajen esos desafíos. Y ahí entran cuestiones que requieren de mayor ambición y complejidad política que la que pueden aportar unos cuantos alcaldes.

  • Eso va desde un acceso sanitario más extenso hasta políticas de vivienda que atajen el encarecimiento excesivo de las zonas metropolitanas más pobladas del país.

  • Pero también, de un compromiso político que vaya más allá que el de un ciclo electoral de dos o cuatro años como a los que están condenadas muchas ciudades.

Por ahora, pocas esperanzas de que Estados Unidos encuentre la senda adecuada para solucionar sus mayores dificultades en downtown.


🎬 Una recomendación

Con la colaboración de Filmin
Por Emilio Doménech

Beautiful Beings es una película islandesa de 2022 dirigida por Guðmundur Arnar Guðmundsson. Sigue la historia de Addi, un chico cuya madre es vidente y que decide acoger a un chaval inadaptado que es víctima de acoso en su pandilla de marginados.

  • La película se recorrió el circuito festivalero el año pasado con paradas en Berlín, Palm Springs y la Seminci de Valladolid antes de desembarcar en Palma de Mallorca para el Atlàntida Film Fest.

  • Islandia la eligió como su propuesta para los Oscar de 2022 antes de que se alzara con el premio a la Mejor Película en los premios de la Academia de Cine y Televisión del país nórdico.

El filme, recomendado por el mejor curador de Filmin que conozco, es «un retrato evocador de la vulnerabilidad en la infancia […] que navega entre el realismo mágico y el cine social».

Beautiful Beings es una de entre numerosas películas que solo estarán disponibles en Filmin este mes gracias al Atlàntida, así que aprovecha.


En otro orden de cosas, esta noche vuelven las citas de política internacional con ‘Nanisimo por el mundo’ para poner el foco en la crisis de Níger y la guerra en Ucrania.

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Feliz martes,

Posdata: ¿pero cómo no sabía yo esto?

1

Entre crímenes contra la propiedad se encuentran los hurtos, los robos de vehículos y casas, o los incendios provocados. Los hurtos son, con diferencia, los más abundantes.

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