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🌽 Trump, ante el desafío de Iowa
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🌽 Trump, ante el desafío de Iowa

Y también: una película de campañas electorales USA
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19 de diciembre | Madrid

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La candidata presidencial republicana Nikki Haley vía Facebook

🇺🇸 Iowa toma protagonismo

Lo importante. Las primarias republicanas a la presidencia encaran sus semanas más determinantes cuando queda menos de un mes para los caucus de Iowa, una de las citas electorales que decidirán si Donald Trump vuelve a ser el favorito indiscutible para disputarse las elecciones con Joe Biden en 2024.

  • En el campo republicano, los caucus están lejos de coronar candidatos de forma definitiva, pero sí son un buen termómetro para probar la valía de los principales contendientes.

  • Ron DeSantis, gobernador de Florida, y Nikki Haley, exembajadora ante la ONU, compiten en lo que es, de facto, una carrera a dos por convertirse en el rival directo de Trump en estas primarias.

Si DeSantis y Haley siguen dividiéndose el voto, es más que probable que Trump encarrile su campaña sin enfrentar amenazas especialmente duras. Y eso podría incluir una victoria decisiva en Iowa el próximo 15 de enero.

Contexto. Iowa es un estado pequeño, rural y de población abrumadoramente blanca que desde hace décadas celebra la primera cita de las primarias presidenciales de ambos partidos.

  • En el campo republicano, los caucus de Iowa suelen decantarse por candidatos más conservadores, de ahí que sea poco habitual que den como ganador al que acaba siendo nominado presidencial, que suele ser una figura algo más moderada.

  • Pero un buen resultado en Iowa legitima carreras con la misma facilidad que las destruye, especialmente ahora que el electorado republicano es más conservador que hace unos años.

Tras Iowa, la siguiente cita es New Hampshire, un estado con un electorado mucho más moderado y repleto de votantes independientes. Ese contraste es crucial para perfilar a los candidatos antes de que, en febrero, la contienda se traslade a estados de mayor envergadura.

Explícamelo. En el caso que ocupa esta edición, DeSantis y Haley tienen la opción de demostrar que son candidatos con apoyos suficientes como para rivalizar con Trump.

  • DeSantis, como campeón conservador, busca el respaldo de un electorado significativamente compuesto por votantes evangélicos ultraconservadores que ahora mismo se decantan por Trump.

  • Y Haley, como opción moderada, necesita evitar un resultado anecdótico y desafiar lo que llevan diciendo las encuestas desde hace meses: que DeSantis le ganará por la mínima.

Encuesta reciente de Iowa vía NBC News

En esta newsletter, te explicamos el funcionamiento de los caucus de Iowa, definimos a su electorado y repasamos el historial de candidatos que triunfaron en el estado para saber qué esperar de la cita electoral del 15 de enero.

🎲 ¿Pero cómo funciona?

En Estados Unidos, los partidos Demócrata y Republicano celebran sus respectivas convenciones nacionales para elegir de forma oficial al candidato que competirá en las elecciones presidenciales.

  • A esas convenciones asisten delegados de todos los estados del país. Ellos son quienes están habilitados para ejercer los votos decisivos.

  • Eso sí, el cómo se eligen esos delegados queda a discreción de cada estado. Y en Iowa tienen una forma bastante peculiar: los caucus.

A diferencia de las primarias, que funcionan como unas elecciones con urnas y voto secreto al uso, los caucus son reuniones locales donde la gente negocia abiertamente con vecinos, amigos y familiares para apoyar a determinados candidatos.

  • Es decir, no hay voto secreto. Todos ven cómo sus vecinos, amigos y familiares se decantan por uno u otro candidato en sedes de ámbito público, como pabellones o colegios.

  • Dependiendo de la cantidad de asistentes al caucus, cada «sede» fija un piso de apoyos, conocido como umbral de viabilidad, que los candidatos deben lograr para obtener delegados.

Por ejemplo, digamos que hay un caucus de 100 personas, con un piso de 20 votos. Estas personas se distribuyen espacialmente para brindar apoyo a los diferentes candidatos y los números de esa primera distribución resultan así: 30 personas apoyando a Bernie Sanders, 20 a Hillary Clinton, 16 a Joe Biden, 14 a Elizabeth Warren, 10 a Pete Buttigieg, 7 a Gavin Newsom y 3 a Kathy Hochul.

  • En ese caso, salvo Sanders y Clinton, que tienen ese piso de 20 votos asegurado, el resto debería intentar persuadir a los votantes que eligieron a otros candidatos para que se sumen a su equipo.

  • Este tipo de elección es sumamente interesante de ver porque la gente vota con su presencia, por lo que aquellos candidatos con un apoyo numeroso destacan rápidamente. Emilio grabó el proceso en persona hace unos años y podés ver el video acá.

  • Una vez que los votantes presentes se redistribuyen entre los candidatos viables, el proceso concluye con la asignación de una cierta cantidad de delegados a cada candidato en función del número final de apoyos.

Estas reuniones se llevan a cabo en más de 1.600 escuelas, universidades y gimnasios, y eligen alrededor de 11.000 delegados que luego se irán filtrando en convenciones de condado, de distrito y de estado hasta simplificar esa cifra en la cantidad de representantes que asistirán a la convención nacional. En 2020, el número de delegados demócratas por Iowa fue de 49.

  • Este proceso dura meses, por eso es una de las primeras instancias preelectorales que se pone en marcha en el país.

  • De hecho, la importancia de los caucus de Iowa radica casi enteramente en el hecho de ser los primeros del ciclo electoral, lo que les otorga una significativa influencia en la determinación de los candidatos.

Una vez que los resultados se hacen públicos, los candidatos con un rendimiento destacado obtienen un impulso significativo conocido como momentum (o entusiasmo).

  • Ese hype puede traducirse después en una mejora de la imagen pública del ganador, así como en un mayor financiamiento para su campaña.

  • Quitando el factor primicia de los resultados de Iowa, el apoyo de los delegados de este estado no tiene mucho peso en la convención nacional; Iowa solo representa alrededor del 1 por ciento del total.

Iowa en particular suele ser más importante para la nominación demócrata porque en los últimos años ha probado ser un buen termómetro de las preferencias nacionales.

  • Cinco de los últimos seis candidatos presidenciales demócratas que ganaron en Iowa pasaron a ser nominados oficiales del partido. Biden es el único de esos seis que perdió Iowa y luego se llevó la nominación.

  • En cambio, solo dos de los últimos seis candidatos presidenciales republicanos ganaron en Iowa para luego ser nominados oficiales del partido conservador: Bob Dole en 1996 y George W. Bush en 2000.

Parte del razonamiento por el que Iowa no suele servir de termómetro en las citas republicanas se debe a las características del propio caucus, que tiene poca participación, así como de la demografía estatal.

⛪️ Factor evangélico

Quiénes votan. Los caucus son «abiertos». Es decir, que cualquier votante registrado en el estado puede participar. Sin embargo, pese a que reciben gran atención a nivel nacional, los habitantes de Iowa no suelen participar demasiado.

  • Según Pew Research, en 2016 la participación de los votantes registrados en los caucus se ubicó en torno al 18.5 por ciento.

Muchos expertos critican este rol de «termómetro» asignado a los caucus de Iowa por ser una muestra poco representativa, sobre todo del votante demócrata. Lo cierto es que el estado tiene características que lo hacen «demasiado blanco» a ojo de muchos; veamos por qué:

  • Los adultos blancos representan una proporción mucho mayor de la población de Iowa que la de Estados Unidos en su conjunto. El 91,6 por ciento de mayores de 18 años en Iowa son blancos, frente al 73,8 por ciento a nivel nacional, según datos de 2018.

  • Iowa es uno de los estados menos urbanizados del país. El censo de 2010 encontró que el 64 por ciento de los habitantes de Iowa vive en áreas urbanas, muy por debajo de la media nacional, ubicada en torno al 80 por ciento.

  • Y también, Iowa es uno de los estados con mayor población evangélica, una vertiente más conservadora del cristianismo protestante. El 28 por ciento de su población se identifica con esa religión, notable para un estado del norte.

Es decir, que Iowa no solo reparte pocos delegados, sino que también tiene una muestra poco representativa a nivel cuantitativo y demográfico con respecto al resto del país.

  • En general, es un estado más blanco y rural que el resto, lo que indica una población más conservadora que la media (y cada vez lo es más).

  • En ese sentido, la población blanca evangélica tiene un peso cada vez mayor, especialmente en elecciones primarias como las de los republicanos.

¿Pero qué dice la historia sobre Iowa? Los caucus encumbraron las carreras de muchos candidatos, pero no especialmente de los republicanos.

🌽 Hechos en Iowa

A lo largo de las décadas, hay varias historias que muestran cómo Iowa puede propulsar a candidatos de ambos partidos. Los casos de más éxito se han dado en el Partido Demócrata.

Jimmy Carter (1976) fue el primer y mayor ejemplo de cómo los caucus de este pequeño estado podían marcar la diferencia en determinadas carreras. Sin Iowa, no habría habido un Carter presidente.

  • En 1976, más de una decena de candidatos demócratas buscaban una nominación que se presentaba abierta.

  • Los mejor posicionados decidieron prescindir de hacer grandes esfuerzos en Iowa; no así el poco relevante Jimmy Carter.

«¿Jimmy qué?», tituló el Atlanta Constitution en 1975.

Su incansable campaña puerta por puerta, sus historietas de agricultor de cacahuetes y unas maneras amables encandilaron a vecinos y periodistas locales. 

  • Un reportaje de The New York Times que detectó una sólida ventaja del exgobernador de Georgia y habló de unos mítines bien teatralizados lo catapultó en la esfera mediática nacional.

  • Para sorpresa de muchos, Carter triunfó en los caucus, después ganó en New Hampshire y, de ahí, llegó a la presidencia.

Barack Obama (2008) se impuso a la favorita, Hillary Clinton, en una primera cita de Iowa que se consideró a la postre decisiva por dos razones principales.

  • En primer lugar, el joven senador de Illinois era un novato en la carrera presidencial, por lo que una victoria temprana le aportó legitimidad ante los votantes.

  • En segundo lugar, Obama venció en los caucus de un estado rural y con un 90 por ciento de población blanca: Estados Unidos parecía estar abierto a elegir un presidente afroamericano. 

En el Partido Republicano, la historia sugiere que la importancia de los caucus de Iowa es menor que para los demócratas: entre 1976 y 2016, solo tres ganadores consiguieron ser candidatos a la presidencia, por siete en el lado rival.

  • Por un lado, el perfil ideológico de los republicanos de este estado beneficia a los contendientes más conservadores. A nivel nacional, el votante medio está menos escorado a la derecha.

  • Por otro lado, los caucus han sido capaces de consolidar candidaturas que lograron despojarse de las vulnerabilidades que tenían a su derecha.

Bob Dole (1996), senador por Kansas, hizo frente a una durísima campaña por parte de los candidatos emergentes a su derecha.

  • Su victoria por sólo 3 puntos sobre Pat Buchanan fue indispensable para situarlo como primero en la carrera, saliendo reforzado tras pasar frente al electorado republicano conservador de Iowa.

  • A pesar de acabar ganando las primarias republicanas, perdió las elecciones contra Bill Clinton, que fue reelegido presidente.

«Si perdía [en Iowa] en el 96, bajo mi punto de vista habría sido el clavo en el ataúd», dijo Dole a PBS.

George W. Bush (2000) necesitaba una victoria clara en los caucus para diezmar las posibilidades del candidato a su derecha, el multimillonario Steve Forbes, y poder centrarse en John McCain, el rival a su izquierda.

  • Ayudado en la campaña por su padre y expresidente, consiguió la victoria clara que necesitaba con un 41 por ciento de apoyos, la mayor ventaja hasta la fecha en unos caucus de Iowa competitivos.

  • Tras este resultado, pudo focalizarse en un discurso conservador para batir a McCain en una competencia muy dura, demostrando por qué la primera cita puede ser determinante.

Bush hijo terminó con el gafe del partido: los vencedores en Iowa no habían conseguido hacerse con la presidencia del país hasta que él se impuso aquel año a Al Gore.

🔥 Un año decisivo

Los ejemplos más recientes de primarias republicanas competitivas ayudan a entender en qué medida Iowa puede ser relevante este año.

  • En 2008, McCain perdió en Iowa contra el más conservador Mick Huckabee, pero después McCain ganó en New Hampshire y encadenó varias victorias clave hasta llevarse la nominación.

  • En 2012, Mitt Romney perdió en Iowa contra el más conservador Rick Santorum. Después, Romney arrasó en New Hampshire y se alzó con la nominación meses después.

  • Y en 2016, Trump perdió en Iowa contra el más conservador Ted Cruz para después repetir la actuación de sus sucesores. Trump ganó en New Hampshire y se llevó más estados después.

En esta ocasión, Trump parte como el favorito entre conservadores y votantes evangélicos, lo que plantea dificultades para DeSantis y Haley.

  • Para DeSantis, una victoria rotunda de Trump le impide demostrar que es la alternativa más viable al expresidente. Y tampoco es como que pueda escorarse más a su derecha.

  • Y para Haley, que el favorito de la contienda gane en Iowa solo revalidaría la posición de Trump como líder y le haría las cosas más difíciles a ella después en New Hampshire.

Piénsalo así: Huckabee, Santorum y Cruz nunca fueron favoritos para llevarse las primarias antes de ganar en Iowa. Y aunque se hicieron un nombre tras sus victorias allí, nunca fueron realmente contendientes destacados a la nominación presidencial.

  • Por tanto, para DeSantis, quedar segundo a mucha distancia de Trump no será suficiente porque las encuestas le sitúan en tercer lugar en las siguientes etapas (New Hampshire, South Carolina).

  • Y para Haley, llegar a New Hampshire como tercera en discordia le obliga a sacar un resultado potente primero en New Hampshire y después en South Carolina, su estado natal. Si no lo hace, su carrera puede acabarse antes de marzo.

Cualquiera de los escenarios es difícil para DeSantis y Haley conforme ellos y otras alternativas se dividen los votos del electorado que quiere pasar la página de Trump, pero Iowa podría definir una ruta a la viabilidad de uno de los dos en cuestión de semanas.

  • Mientras tanto, los candidatos y sus grupos afines invertirán en el estado millones y millones de dólares en anuncios a favor de sus candidaturas (y en contra de las de sus rivales).

  • Y también, se patearán muchos de los 99 condados del estado hablando en mítines, probando comida local y definiendo una visión de futuro que difícilmente llegará a la Casa Blanca.

Porque sí, Trump es absoluto favorito republicano otra vez.


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Por Emilio Doménech

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