23 diciembre | San Juan, Argentina
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🏞️ Amazonía en peligro
Lo importante. La cuenca del río Amazonas, el más largo y caudaloso del mundo, enfrenta desde septiembre la peor sequía que ha afectado la región en los últimos 127 años.
El caudal del río se encuentra en mínimos históricos, lo que ha desencadenado un fuerte aumento de los costos logísticos del sector productivo y del riesgo ambiental.
Explícamelo. El río Amazonas, cuyo caudal representa alrededor de la quinta parte de toda el agua dulce en estado líquido del planeta, se encuentra en una situación crítica: un informe de la empresa brasileña Cosan reportó que el nivel del agua ha descendido un 40 por ciento del promedio anual.
Esta disminución está teniendo consecuencias negativas inmediatas para la industria productiva de la región amazónica, que abastece al 20 por ciento de la población mundial con alimentos y al 10 por ciento con energía eléctrica.
También afecta a los ecosistemas acuáticos y terrestres de la zona, que previamente habían sufrido los embates de las inundaciones provocadas por lluvias torrenciales.
Ahora, la sequía y el calor extremo han facilitado la propagación de incendios de gran magnitud, contaminando el aire y poniendo en peligro a muchos residentes de la zona.
Las sequías han afectado directamente a unas 600.000 personas en todo el estado brasileño de Amazonas, desde agricultoreshasta dueños de restaurantes a orillas del río y CEO de compañías multinacionales, que han visto su actividad laboral diezmada e incluso directamente interrumpida.
Amazonas tiene tres veces el tamaño de España (aproximadamente 1.5 millones de km²), y los 62 municipios que lo componen han declarado estado de emergencia. A muchos de ellos sólo puede accederse en barco o avión.
Contexto. El agua es la principal vía de acceso a Manaos, capital de Amazonas y el quinto PIB más alto de Brasil. En épocas de sequía, los ríos se vuelven poco profundos y muchos capitanes de barcos suspenden viajes por temor a encallar en bancos de arena.
En Manaos, se encuentra un destacado complejo industrial que alberga cientos de fábricas pertenecientes a marcas multinacionales como Samsung y Honda.
Este complejo manufactura aproximadamente el 40 por ciento de las computadoras, tabletas y teléfonos celulares vendidos en Brasil, así como la gran mayoría de los televisores, microondas y aires acondicionados que se comercializan en el país.
Las dificultades para hacer ingresar grandes barcos a la zona han entorpecido tanto la salida como la recepción de mercancías.
En cuanto a esta última, los contenedores suelen llegar vía barco desde Sao Paulo –el puerto más grande de América Latina– y deben hacer alrededor de 2.600 kilómetros continente adentro para llevar la mercancía a Manaos.
Los bajos niveles de agua impidieron que los grandes barcos pudieran llegar a Manaos, lo que obligó a las empresas a usar barcazas que sólo transportan el 10 por ciento de lo que normalmente iría en barco.
Esta decisión no sólo contribuyó a congestionar el tráfico fluvial, sino que encareció los costes logísticos y la competitividad internacional de las empresas brasileñas.
Un estudio de la consultora Drewry registró aumentos del 25 por ciento en el costo promedio por contenedor transbordado entre noviembre y diciembre.
Las exportaciones de grano también empezaron a desviarse a los abarrotados puertos sureños. Mientras los agricultores de la zona cosechan niveles récord de producción de cereales y azúcar, los buques encargados de distribuirla esperan hasta 40 días en el mayor puerto de Brasil.
Según datos del Ministerio de Transporte brasileño (MTC), desde noviembre se registraron más de 300 buques atascados en los puertos brasileños; un aumento del 50 por ciento comparado a otros años.
Por otra parte, los pueblos ribereños y las comunidades indígenas de la región amazónica también se han visto gravemente perjudicados. Problemas preexistentes en los pueblos que habitan las riberas de los ríos Solimões, Negro y Purus, como la dificultad de acceso a alimentos y agua potable, han empeorado todavía más con la sequía.
«Algunas comunidades tienen que caminar kilómetros para conseguir agua, por ejemplo, y tememos que los manantiales se sequen por completo», cuenta Mariazinha Baré, coordinadora de la Articulación de Organizaciones y Pueblos Indígenas de la Amazonía (Apiam).
Fenómeno climático. La actual sequía en la región amazónica responde a un agravamiento de fenómenos climáticos típicos en la zona. Los amazónicos están acostumbrados al carácter cíclico de las fluctuaciones en el caudal de los ríos producto de la doble estacionalidad, pero esta alternancia ha dejado de ser predecible.
Las sequías intensas, que antes se producían cada par de décadas, son ahora mucho más regulares.
La zona ha atravesado al menos cinco episodios similares a este desde 2005, según Carlos Nobre, científico climático e investigador de la Universidad de São Paulo.
Los expertos señalan que la combinación del fenómeno de El Niño –típico en la región– con un calentamiento anormal del océano Atlántico Norte, probablemente producto de la crisis climática, podría ser la razón detrás de esta sequía sin precedentes.
Durante El Niño, se produce un calentamiento de las aguas del océano Pacífico que cambia la distribución de vientos y provoca sequías un poco más severas que las experimentadas normalmente por la variación estacional.
El bioma selvático amazónico, atrapado entre dos océanos con temperaturas inusualmente altas, está recibiendo una presión cálida extra frente a la que se encuentra débil producto de la deforestación ilegal.
La región este de la Amazonía brasileña, que perdió alrededor del 30 por ciento de su cobertura forestal producto de la tala indiscriminada, influye directamente en la formación de las lluvias del lado oeste, donde la sequía golpeó con mayor fuerza.
💡 La idea
La presidencia de Jair Bolsonaro se caracterizó, entre otras cosas, por avalar la explotación indiscriminada de recursos naturales en la Amazonía brasileña a pesar de las sistemáticas denuncias de activistas medioambientales y comunidades indígenas que habitan la zona.
Como te conté en esta edición, entre agosto de 2020 y junio de 2021 se deforestaron 13.000 kilómetros cuadrados de Amazonía en Brasil, según estudios del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE); el ritmo más alto desde 2006.
Como resultado, en un claro síntoma de fatiga debido a la tala indiscriminada de especies autóctonas, la región sur de la selva ha reducido casi a la mitad su capacidad de absorber carbono del aire. Muchos científicos advirtieron con preocupación que la Amazonía se acerca a un punto de no retorno.
Tras la vuelta de Lula da Silva al poder, la deforestación se redujo considerablemente: en los primeros nueve meses del año ya fue tres veces menor que durante la presidencia de Bolsonaro, según un informe de la ONG medioambiental Imazon. Sin embargo, no es suficiente.
La comunidad científica internacional lleva años advirtiendo de la necesidad de implementar cambios significativos para la mitigación del cambio climático, así como medidas concretas que contribuyan a la adaptación.
A medida que aumenten las temperaturas globales, los eventos climáticos extremos –inundaciones, sequías, nevadas– no sólo se volverán más frecuentes, también aumentarán en intensidad. Pero eso ya lo sabíamos.
Brasil ha comprobado en estos meses lo que la ciencia lleva largo rato intentando decirnos: sale más caro intentar ahorrarse la inversión en cambio climático.
En el corto plazo, implica puertos sobresaturados.
En el largo, la masa de agua dulce más grande del planeta queda diezmada.
¿Y ahora? El gobierno de Lula no parece haber emprendido acciones concretas para contener la crisis social producto de la sequía.
En octubre, dos meses después del inicio de la crisis hídrica, el vicepresidente Gerardo Alckmin anunció el envío del equivalente a 129 millones de dólares para aliviar los daños.
La ayuda, según voluntarios y personal que trabaja en la zona, llegó en forma de canastas con alimentos básicos para las regiones más afectadas.
Resta ver qué medidas se implementan para la gestión preventiva de los factores climáticos que provocaron la sequía o sí, como acostumbran muchos dirigentes internacionales, Lula dejó sus compromisos climáticos en la COP.
Más información en La Tinta.
🇦🇷 366 (no tan) urgencias
¿Qué he visto? El Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) anunciado por el presidente argentino, Javier Milei, en el que modifica y deroga más de 300 leyes nacionales.
Lo más interesante. Durante la cadena nacional, Milei enumeró algunas de las medidas que encabezan la larga lista de derogaciones. Entre ellas, destacan las siguientes:
Derogación de Ley de Alquileres. Los arrendatarios podrán pactar libremente con los inquilinos el precio del alquiler y la moneda designada; es decir, los propietarios podrán fijar el precio que crean conveniente mes a mes y cobrar en dólares, Bitcoin o incluso especie:«<
Derogación de Ley de Abastecimiento. El Estado ya no intervendrá en el mercado mediante la fijación de precios máximos. Tampoco sancionará a las empresas que acaparen materia prima o remarquen precios indiscriminadamente.
Derogación de Ley de Tierras y Ley de Manejo del Fuego. La primera ponía límites a la compra de territorio argentino por parte de extranjeros, y la segunda impedía que terrenos que sufrieron incendios forestales fueran posteriormente vendidos (para desalentar la deforestación ilegal).
Derogación de la normativa que impide la privatización de las empresas públicas y transformación de todas las empresas del Estado en sociedades anónimas para su posterior privatización. No hay mucho que agregar, están subastando todo al mejor postor.
Y solo son algunas. El DNU completo lo podés leer acá.
La clave. El artículo 99 inciso 3 de la Constitución Nacional argentina le otorga al Presidente de la Nación la atribución de emitir disposiciones de carácter legislativo —vía Decreto de Necesidad y Urgencia— «solamente cuando circunstancias excepcionales hicieran imposible seguir los trámites ordinarios previstos por esta Constitución para la sanción de las leyes».
Los DNU entran en vigencia cuando se promulgan, pero la CN también contempla su tratamiento en el Congreso para “confirmar” la voluntad del órgano legislativo. Sólo puede perder vigencia si es rechazado por mayoría en ambas cámaras.
Aquí una infografía muy esclarecedora de los colegas de Chequeado:
Puedes ver más en Revista Anfibia.
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En otro orden de cosas, no habrá más streams hasta el nuevo año, ¡pero Emilio estará de vuelta en 2024 con más Twitch que nunca! 🥹
Feliz viernes y… ¡Feliz Navidad!
Posdata: No te lo puedo explicar, pero igual viendo ‘Muchachos’ lo entendés.
Posdata 2: No veas dónde estamos los argentinos ahora.
💧El Amazonas se seca