25 de junio | Nueva York
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Lo importante: Legisladores republicanos de todo Estados Unidos llevan meses introduciendo proyectos de ley que intentan acabar con el nuevo hombre del saco del movimiento conservador: la Teoría crítica de la raza.
También conocida en inglés como Critical Race Theory y que a partir de ahora reduciremos a las siglas que se han popularizado en la red: CRT.
Las iniciativas legislativas contra la CRT esconden un impulso mucho mayor, tanto político como mediático, que pretende añadir más munición a las guerras culturales que consumen a EE.UU. desde hace años.
Y en esta newsletter, queremos primero ahondar en el significado real de la CRT para después explorar lo que están promoviendo los republicanos.
❓ Critical Race Theory
La Teoría Crítica de la Raza es una línea teórica que interpreta la realidad interna de la vida en sociedad bajo las categorías de raza, derecho y poder.
Este enfoque se desprende del paradigma que propone la Teoría crítica, que sostiene que el origen de los problemas sociales se encuentra en las estructuras sociales y en los supuestos culturales —y no tanto en factores psicológicos e individuales.
Es decir, todo conocimiento (incluso el científico) está mediado por la experiencia, pero en ella intervienen también factores históricos e intereses teóricos y extrateóricos.
Ejemplo de interés teórico: por qué decide un investigador blanco iniciar un estudio sobre la genética de los blancos.
Ejemplo de interés extrateórico: por qué decide un empresario blanco financiar un estudio sobre la genética de los blancos —y no una sobre las de los negros.
La CRT desplaza la atención prestada a los prejuicios y actitudes intencionalmente racistas hacia los procesos sociales considerados creadores de racismo, aquellos que están arraigados en las relaciones y prácticas sociales.
La problemática social del racismo se aborda desde la plena conciencia de la desigualdad existente en el seno de la sociedad bajo la categoría de “raza”, entendiendo esta última como un constructo socio-legal y socio-político.
La relación que plantea el supremacismo blanco, un grupo opresor y un grupo oprimido bajo el criterio de raza, articula una relación de poder donde la parte opresora tiene a su disposición diversos dispositivos que le permiten ejercer esa dominación.
Según algunos autores que trabajan en la misma línea teórica, el Estado juega un rol fundamental en el mantenimiento del grupo dominante y fomenta su preservación a través de sus instituciones legales, educativas, administrativas, policiales, carcelarias, empresariales.
El racismo es entendido entonces como un fenómeno estructural.
La CRT surgió en las facultades de derecho de los EE.UU. a mediados de los 80 a través de un grupo de profesores de Derecho. A pesar de que la legislación garantizaba la igualdad formal, observaron que seguían existiendo considerables desigualdades que definían las relaciones raciales en la sociedad estadounidense.
Estos académicos comenzaron a cuestionar los principios liberales meritocráticos porque reforzaban las relaciones de poder establecidas en favor de la población blanca sin que necesariamente se basaran en ideas explícitamente racistas o comportamientos intencionales.
La población blanca arrastraba privilegios que ayudaban a sus miembros a seguir perpetuando esos mismo privilegios. En cambio, lo contrario ocurría con la población negra.
Todo este marco teórico tiene un interés extra en el contexto estadounidense con motivo del tinte racista que impregna sus instituciones, marcadas por el legado de la esclavitud, apenas abolida hace 156 años.
Y cuyas reverberaciones se siguieron sintiendo con las leyes Jim Crow hasta bien avanzado el siglo XX.
Y tal y como se puede estudiar la filosofía a través de Platón o la política a través de Karl Marx, la CRT se plantea como un marco teórico atractivo para estudiar en el contexto estadounidense.
📚 El plan republicano
Pero la ofensiva conservadora contra la CTR es en realidad mucho más difusa que todo lo expuesto. Y el objetivo no es tanto extirpar la CTR que pueda existir en las aulas, sino crear un nuevo hombre del saco con el que atacar a la izquierda.
Y es algo que se ve tanto en lo poco informados que están quienes denuncian la CTR como en la poca especificidad de las leyes propuestas para eliminarla.
En New Hampshire, y según cuenta un reportaje de The Atlantic, un legislador republicano presentó una ley que prohibiría a colegios apoyar ‘conceptos divisorios’.
Más en concreto, la medida impediría usar “la raza o el sexo como chivo expiatorio”, cuestionar el valor de la meritocracia o sugerir que New Hampshire o Estados Unidos en general son “fundamentalmente racistas”.
En el muy republicano estado de Idaho ya han aprobado leyes que prohíben a las instituciones escolares públicas imponer que los estudiantes “afirmen, adopten o se adhieran” a creencias específicas sobre raza, sexo o religión.
Lousiana, con mayoría republicana en sus cámaras legislativas estatales, está considerando una ley muy parecida.
Y en Arkansas, también con amplias mayorías republicanas a nivel legislativo, los legisladores han aprobado una medida que prohíbe a los contratistas estatales ofertar clases que promuevan “división entre, o resentimiento hacia, o justicia social para” grupos basados en raza, género o afiliación política.
Ninguna de esas leyes tiene la concreción necesaria como para atajar un problema real que exista en las aulas. Pero es precisamente la ambigüedad de los textos legislativos el probable objetivo.
A más generalizaciones, más posibilidades de denunciar el plan de estudios de una escuela pública que no se adecue a la filosofía política de los republicanos que han aprobado esa ley.
Que esto sea constitucional o no lo tendrán que decidir los juzgados más adelante. Y esa batalla judicial ya se está disputando.
Políticos que atacan a la CRT o promueven estos mismos proyectos legislativos muchas veces son incapaces de definirla, como han comprobado medios como Refinery29 o Daily Dot.
Los rasgos generales siempre son parecidos a esto: “Están intentando dividir a los jóvenes para crear resentimientos raciales que ya no existen y para que odien a la nación supuestamente racista en la que han crecido”.
El propósito del movimiento conservador se divide en tres planos evidentes que se han desarrollado casi de forma simultánea, siendo el primero el que más influencia tiene sobre el resto.
El constante ariete mediático que busca poner a la CRT en la primera plana del debate público con monólogos de comentaristas conservadores y declaraciones de políticos y activistas afines al mismo objetivo.
Los ambiguos proyectos legislativos con los que los legisladores republicanos a los niveles federal y estatal pretenden acabar con la CRT en las aulas.
La descarnada lucha local con la que padres y activistas conservadores pretenden llevar el debate a las juntas escolares y así contagiar con la misma furia a otros en su mismo distrito.
Uno de los principales promotores de la lucha contra la CRT es Christopher Ruffo, al que el presentador de Fox News Tucker Carlson defiende en la pieza que encabeza este párrafo después de que medios como The Washington Post escribieran sobre él:
Rufo alega que los esfuerzos por inyectar concienciación sobre el racismo sistémico y el privilegio blanco, que ha crecido en popularidad a raíz de la muerte de George Floyd a manos de la policía, representa una grave amenaza para la nación.
Rufo dice que equivale a ‘adoctrinamiento de secta’.
El trabajo de activistas como Rufo, muchos de los cuales han hecho declaraciones en Fox News haciéndose pasar por padres sin intereses políticos, se ve con claridad en las investigaciones que han hecho expertos como Dominik Stecula.
En la gráfica que sigue a este párrafo, se aprecia cómo se ha disparado la cobertura de la CRT en medios conservadores. Y en la del tuit que adjunta, se ve cómo ese debate también ha contagiado a grupos de Facebook en el nivel local.
¿Y todo esto por qué? Una posible consecuencia es la de asustar a compañías y juntas escolares que tuvieran previsto incluir en su plan de estudios cualquier cosa parecida a debatir sobre el racismo sistémico.
¿La otra? Las guerras culturales. Si puedes provocar a padres preocupados para que vayan a una junta escolar de Virginia a pegarse de hostias para impedir que la CRT se cuele en las aulas, algo estás haciendo bien.
O mal, según la perspectiva desde la que lo mires.
¿Desea saber más? La otra cara de la moneda la planteó George Packer en un extenso reportaje para The Atlantic sobre cómo el nuevo progresismo ha infectado las aulas en lugares como Brooklyn. Packer explora la forma en la que su familia navegó el sistema escolar de Nueva York para buscar un colegio para su hijo.
🎬 Una recomendación
Con la colaboración de Filmin
De tal padre, tal hijo es una película japonesa de 2013 dirigida por Hirozaku Kore-eda. Ganó el premio al Mejor Guion en el Festival de Cannes y el Premio del Público en el Festival de San Sebastián, un certamen en el que Kore-eda es un cineasta tremendamente apreciado.
La película cuenta la historia de un matrimonio de clase alta con un hijo de 6 años. Un día, reciben una llamada del hospital con una noticia inesperada y una disculpa: su hijo no es en realidad su hijo biológico, sino el de otra pareja a la que también le dieron el bebé equivocado al nacer.
La pareja tiene entonces que elegir entre su hijo natural o el que llevan criando desde hace seis años.
Kore-eda se vale de esa premisa para estudiar los vínculos que los humanos forman con sus retoños y explorar el significado de la paternidad. Y lo hace a través del contraste de dos familias que no podían ser más diferentes, poniendo en tela de juicio los preceptos que el padre protagonista había impuesto en el día a día de su familia.
La suerte es que Kore-eda ahonda en ese entramado dramático e incluso angustioso con la empatía que le caracteriza, encontrando la humanidad de sus personajes a través de escenas naturalistas no siempre adscritas al desarrollo de la premisa.
Y con habituales oasis de humor que quitan peso al drama.
Es de verdad una película fascinante y a varios niveles entrañable que gustará especialmente a los padres. Y además es una oportunidad perfecta para empezar con Kore-eda, cuya filmografía tiene títulos aclamadísimos.
De tal padre, tal hijo está disponible en Filmin.
📹 Un vídeo para flipar con el CGI
Pwnisher es un artista de efectos visuales 3D que publica cortometrajes y tutoriales en su canal de YouTube. El pasado mayo, organizó un desafío para su comunidad: diseñar una animación 3D a partir de una plantilla creada por él.
En la plantilla aparecía una figura gris arrastrando algo con las manos y caminando hacia el lado derecho de la pantalla. Al fondo, una enorme esfera.
El resultado fueron más de 2.400 animaciones de diferentes artistas que Pwnisher resumió en el vídeo con las 100 mejores que encabeza estos párrafos. Hay algunas verdaderamente espectaculares. Y se nota la influencia de los videojuegos y el sci-fi dada la cantidad de mundos postapocalípticos imaginados por los participantes.
Los cinco mejores se llevaron premios de marcas colaboradoras.
Pwnisher ya hizo un desafío similar el año pasado y todo apunta a que estos dos solo serán los primeros de muchos otros. Quién sabe si alguno acabará siendo una película o un videojuego.
😆 Quitándole la gracia
Steven Crowder es un comentarista conservador con más de 5 millones de seguidores en YouTube. Se hizo especialmente famoso hace años cuando se sentaba en medio de campus universitarios retando a estudiantes a que le hicieran cambiar de opinión sobre temas controvertidos.
Por ejemplo: “El privilegio del hombre es un mito. Hazme cambiar de opinión” o “El socialismo es malvado. Hazme cambiar de opinión”.
Crowder es increíblemente gilipollas. Y si ha conseguido la legión de fans que tiene es porque ha sabido aprovechar la cultura de lo anti-políticamente correcto que lleva fermentando en plataformas como YouTube desde hace años.
Especialmente, por parte de esa comunidad gamer más cerrada y abiertamente misógina. El Gamergate es el mejor ejemplo de ese fenómeno.
¿Y esto ahora por qué? El vídeo que encabeza estos párrafos es noticia porque el presentador del popular podcast H3 Ethan Klein le tendió una trampa a Crowder la semana pasada. Pero antes, un poco de contexto:
El pasado mayo, Crowder se burló de Klein por decir que se fía de los científicos en lo que respecta a las vacunas. Obviamente, Crowder es muy de cuestionar a la comunidad científica, el uso de mascarillas y demás.
En ese mismo vídeo, Crowder retó a Klein a un debate.
A finales de mayo, Klein respondió a las burlas en uno de sus podcast. En ese programa, su productor Dan aprovechó para decirle a Crowder que debatiera con Sam Seder, el presentador de un canal de actualidad política de izquierdas.
Es conocido en los círculos políticos online que Crowder se esfumó de un debate con Seder en el certamen Politicon 2018, supuestamente bajo recomendación de su padre, que le gestiona sus entrevistas y colaboraciones.
De ahí su apodo Cold Feet Crowder, o Pies Fríos Crowder.
Ya en junio, Crowder y Klein aceptan debatir, pero Crowder cancela la primera cita de forma inesperada. A la semana siguiente, los productores de Crowder organizan una llamada de Zoom privada desde la que hacer el debate.
En esa llamada, el productor de Klein logra colar a Seder, que intenta entablar una conversación, pero Crowder y uno de sus colaboradores impiden que ni tan siquiera forme una frase coherente.
El intercambio completo está aquí a partir del minuto 10.
¿Lo más divertido? Que Crowder se niega a debatir con Seder e incluso llega a admitir, en el fragor de la batalla, que estuvo monitoreando los directos del canal de Seder para tener la seguridad que no se iba a presentar en el debate con Klein, de ahí que cancelara de improvisto la primera cita.
Muy inteligentemente, Seder pregrabó su último directo para engañar a Crowder y poder estar preparado de cara al debate entre Crowder y Klein.
Fucking priceless.
Anyway, aquí algunos de los memes que han salido de todo esto:
Y para terminar, otro buen meme de Invincible:
Hasta la semana que viene,
📚 Qué es la Teoría Crítica de la Raza y por qué la atacan los republicanos