23 de enero | Nueva York
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Lo importante: el número de congresistas demócratas que se jubilan o buscan un nuevo cargo público alcanzó esta semana pasada el 28, despertando nuevas preocupaciones dentro del partido de cara a las elecciones de medio mandato del próximo noviembre.
Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes solo desde 2019, tiene por delante un año difícil con los que probablemente sean los últimos meses de su carrera política al frente de los demócratas en la cámara baja.
Explícamelo: las elecciones de medio mandato suelen ser un episodio complicado para el partido que controla la Casa Blanca, especialmente cuando el presidente es impopular, con lo que muchos congresistas aprovechan para despedirse de la vida pública con una jubilación temprana o para buscar mejores opciones en un cargo público estatal o en el Senado.
Además, Estados Unidos vive una era política de mucha división, con lo que la vida política de la oposición en el Capitolio es bastante miserable.
¿Por qué? Porque es muy difícil sacar leyes adelante salvo por contadas excepciones —y para esas excepciones hay que trabajar mucho.
Contexto: en 2018, las elecciones de medio mandato de Trump tenían visto de convertirse en una escabechina para el bando republicano. Visto el panorama, hasta 39 congresistas se jubilaron o buscaron mejor vida en otro cargo público, lo que dejó una ristra enorme de escaños vulnerables para el partido demócrata.
La ola azul de 2018, también denominada como la revolución de los suburbs por tu amigo Emilio, se tradujo en 41 escaños que cambiaron de manos con el inicio de la nueva legislatura en 2019.
Es decir, que muchos de esos republicanos que abandonaron el barco antes de las elecciones se ahorraron una derrota en las urnas.
Los demócratas carecen de buenos recuerdos recientes en lo que respecta a desempeño electoral republicano cuando el clima político juega en su contra.
En 1994, en el segundo año de Bill Clinton en la Casa Blanca, los republicanos les arrebataron 54 escaños.
Y en 2010, en el segundo año de Barack Obama en la Casa Blanca, los republicanos les arrebataron 64 años, la mayor revancha desde la Gran Depresión.
¿Y ahora? Es posible que las 28 despedidas tempranas no sean las únicas. La popularidad de Biden sigue estancada (¡y si acaso va empeorando!), la pandemia continúa trastocando el ritmo de vida de los estadounidenses y la inflación no tiene visos de dar tregua a los precios en el corto plazo.
Por si fuera poco, los líderes demócratas en el Capitolio se han dado de bruces con una oposición muy marcada a algunos de sus proyectos legislativos más ambiciosos, haciendo difícil que Biden y sus aliados demócratas tengan algún trofeo del que presumir en la carrera hasta noviembre.
Es en ese contexto en el que encajan muchas de las jubilaciones y retiradas anunciadas en los últimos meses, pero vamos a indagar un poco más en profundidad en quiénes son estos demócratas que abandonan el barco este año y qué implicaciones tienen sus adioses para una probable nueva mayoría republicana en Washington D.C. —y para una oportunidad de oro para la izquierda.
🏛 Quiénes se van
Las salidas de la cámara baja deben enmarcarse en el momento político, pero también es importante tener en cuenta la redistribución de distritos. Algunos congresistas se han visto particularmente afectados por el rediseño distrital que ha hecho que sus distritos sean más competitivos. Estos son algunos ejemplos:
Ann Kirckpatrick, del distrito 2 de Arizona, deja vacante un escaño que los republicanos de la legislatura estatal habían hecho mucho más competitivo.
Cheri Bustos, del distrito 17 de Illinois, ganó las últimas elecciones por un margen muy estrecho de cuatro puntos porcentuales. Los demócratas de la legislatura de Illinois le habían dibujado un mapa algo más favorable, pero aun así difícil con el clima político actual.
Ed Perlmutter, del distrito 7 de Colorado, tendría que haber competido en un distrito bastante más competitivo que el que ganó en 2020 después de que la comisión independiente estatal del rediseño distrital expandiera las fronteras de su escaño hacia las zonas rurales más alejadas de Denver.
G.K. Butterfield, del distrito 1 de Carolina del Norte, representa un distrito que recoge todo el Cinturón Negro del estado sureño, pero los republicanos de la legislatura estatal lo han hecho mucho más competitivo. Los juzgados están decidiendo ahora si ese mapa puede seguir adelante, pero Butterfield ya ha decidido que no quiere esperar una sentencia.
Stephanie Murphy, del distrito 7 de Florida, adujo su retiro a una incompatibilidad entre sus responsabilidades y la vida familiar. Sin embargo, una mirada al plan de redistribución distrital de los republicanos de su estado basta para saber que el suyo será un escaño difícil de mantener.
Alan Lowenthal y Lucille Roybal-Allard, de los distritos 47 y 34, tenían previsto competir entre sí porque la comisión independiente estatal encargada del rediseño distrital había unido sus distritos en el ahora redituado 42. Pero como ambos tienen 80 años, han decidido adelantar su jubilación.
Filemón Vela, congresista del distrito 34 de Texas, habría enfrentado unas elecciones más fáciles en noviembre, pero el también demócrata Vicente Gonzalez, del distrito 15, decidió en octubre presentarse en el distrito 34 después de que la legislatura republicana de Texas dibujara un distrito 15 bastante más competitivo.
Ron Kind, del distrito 3 de Wisconsin, ha visto cómo su ventaja sobre los republicanos se ha ido deteriorando en los últimos años: en 2018, venció a Steve Toft con una diferencia de más de 19 puntos, pero en 2020 superó a Van Orden por solo tres.
Ningún partido ha sido capaz de mantener el control de un escaño como el 3 desde 1990 en unas elecciones de medio mandato: el 3 lo perdió Biden por cinco puntos y encima queda libre. Kind lo lleva representando desde 1997.
Otros retiros demócratas responden a la voluntad de estos funcionarios de probar suerte en algún otro cargo público, como bien pueden ser las vacantes disponibles en la cámara alta o las gubernaturas estatales.
Conor Lamb, del distrito 17 de Pennsylvania, ya está compitiendo en las primarias para ser el nominado demócrata en las elecciones para ocupar el escaño senatorial que deja vacante el republicano Pat Toomey.
Tim Ryan, del distrito 13 de Ohio, está haciendo lo mismo para reemplazar al senador republicano Rob Portman.
Tom Suozzi, del distrito 3 de Nueva York, es uno de los que pretenden disputar la gubernatura que actualmente ejerce Kathy Hochul, quien ascendió desde la oficina del vicegobernador después de que Andrew Cuomo renunciara en agosto.
Charlie Crist, del distrito 13 de Florida, se presenta como candidato a la gubernatura del estado contra el republicano Ron DeSantis. Es un cargo que ya desempeñó en el pasado, de 2007 a 2011.
Otras renuncias interesantes:
Peter DeFazio, del distrito 4 de Oregon, lleva más de 30 años representando al estado en la cámara baja y actualmente es presidente del Comité de Transporte e Infraestructura, con lo que jubilarse tras aprobar el famoso paquete de infraestructura bipartidista es una buena despedida.
⚔️ Distritos más complicados
En EE. UU., la longevidad en el cargo es un aliciente electoral con cada vez menos importancia. Antaño, la figura del político local que representa los intereses de los ciudadanos de su distrito se traducía en mejores opciones para la reelección. Pero conforme el panorama se ha convertido más en un rojos versus azules, el poder del incumbent (o titular del cargo) se ha deteriorado.
Collin Peterson, un congresista demócrata que representó un distrito puramente rural en Minnesota desde primeros de los 90, logró mantener su escaño en 2012 y 2016 pese a que tanto Obama como Hillary Clinton perdieron allí. Mitt Romney ganó por 10 puntos. Donald Trump, por más de 30. En 2020, Peterson cayó contra una candidata republicana por más de 13 puntos.
Ron Kind era un ejemplo parecido y directamente no ha querido tener que lidiar con lo mismo por lo que pasó Peterson.
Es de ahí que ahora lo que más importa es la tendencia partidista del distrito que representan los congresistas. Cualquier distrito con un balance ideológico ajustado es un territorio que será difícil de defender para los demócratas el próximo noviembre, con lo que algunos de ellos no siquiera quieren tener que pasar por un año de semejante exigencia.
El problema para los demócratas es que perder ese punto de veteranía añade si cabe más pesimismo a la situación. Porque por mucho que esa longevidad cuente cada vez menos, al menos hay un nombre conocido para los votantes del distrito y no es necesario invertir tantos recursos en dar a conocer a alguien nuevo.
Por eso los analistas ya empiezan a prever una victoria republicana que alcance la cifra de los 20 o incluso 30 escaños conquistados, muy por encima de los apenas cinco que necesitan para recuperar la mayoría en la Cámara de Representantes y bloquear cualquier iniciativa legislativa de Biden en la segunda mitad de su primer mandato.
En ese marco, distritos como los de Ron Kind, Peter DeFazio, Ann Kirkpatrick, Stephanie Murphy, Filemón Vela, Conor Lamb o Charlie Crist, muchos de ellos a la espera de que se confirmen los nuevos mapas de sus estados, prometen ser objetivos más que prioritarios para el partido republicano.
🥁 Tambores de izquierda
La gran cantidad de congresistas demócratas que están decidiendo abandonar su puesto en la cámara baja representa una oportunidad muy valiosa para el caucus progresista del partido. Las primarias allanan el camino para que candidatos de izquierda puedan competir sin tener que desafiar a un titular.
Sin embargo, los escaños vacantes suelen atraer a gran cantidad de competidores, lo que complica los planes progresistas de ganar números en la cámara, necesarios para consolidar su influencia y liderazgo en el órgano.
Aunque las campañas progresistas contra incumbents veteranos se han vuelto más frecuentes, como el icónico caso de Alexandria Ocasio-Cortez, lo cierto es que son poco habituales. Incluso cuando los titulares dejan disponible el escaño, el establishment del partido tiende a elevar rápidamente a políticos moderados para ocupar ese lugar.
Algo como lo que vimos el año pasado en Ohio cuando la progresista Nina Turner obtuvo rápidamente el apoyo de AOC o de Bernie Sanders, solo para perder contra la candidata moderada Shontel Brown, que obtuvo el respaldo (público y económico) del establishment del partido. Hablamos de esa carrera aquí.
¡Por esas razones las primarias de los próximos meses se presentan tan fascinantes!
¿Desea saber más? En FiveThirtyEight tienen un buen repaso de los congresistas demócratas y republicanos que abandonan el órgano este año (y por qué) que además puedes comparar con los nuevos mapas distritales que ya se han aprobado en los estados.
🎬 Una recomendación
Con la colaboración de Filmin
The Old Man and the Gun es una película estadounidense de 2018 dirigida por David Lowery. Está basada en una historia real y sigue la estela de Forrest Tucker, un ladrón que a lo largo de sus 80 años de vida se escapó en hasta 18 ocasiones de prisión. La película cuenta su último golpe.
El reparto lo lidera un Robert Redford que con este título firmó el fin de su carrera como actor, aunque su cameo en Vengadores: Endgame se estrenó más tarde que esta película. Eso sí, la de Marvel la había rodado antes.
Le acompañan Sissy Spacek como interés romántico, Casey Affleck como detective en busca del ladrón y cameos de grandes como Danny Glover o Elisabeth Moss.
Lowey es uno de los cineastas más interesantes del cine de autor estadounidense. Hizo una de las adaptaciones en acción real más arriesgadas de Disney, la contemplativa y entrañable Peter y el dragón; y logró que Rooney Mara se pasara cuatro minutos comiéndose una tarta bajo la penetrante mirada del fantasma de su novio muerto en la fantástica A Ghost Story.
Y no comento nada de El caballero verde porque todavía no he podido verla.
Con The Old Man and the Gun, Lowery queda al servicio del carisma de Redford, que difícilmente podría haber encontrado un papel más medido para el ocaso de su carrera. Apoyarse en él es el mayor acierto y la mayor limitación del filme, que siempre deja claras las pocas pretensiones de su relato:
Un juego del gato y el ratón que abandona los frenetismos del cine de atracos en pro de la convivencia con unos personajes que saben hacer disfrutar al espectador.
Una joyita muy fácil de querer.
The Old Man and the Gun está disponible en Filmin.
🌟 Streamers que se pelean
Pokimane es una streamer marroquí-canadiense conocida por jugar a videojuegos como Valorant que en la última semana se ha visto envuelta en una controversia a la que también se ha sumado Ninja.
Pokimane tiene casi 9 millones de seguidores, lo que la convierte en la mujer con más followers de Twitch. Con 17 millones de seguidores, el también conocido como Richard Blevins es el mayor streamer de la plataforma.
El inicio de la polémica se remonta al pasado 12 de enero, cuando otro streamer más pequeño llamado JiDion dirigió a cientos de sus seguidores a que hicieran una hate raid a Pokimane. Para entender qué es una hate raid primero hay que entender que es una raid:
Raid [redada, en español] es un concepto de Twitch. Cuando un streamer va a terminar su emisión en directo, puede mandar a sus espectadores a otro streamer que esté retransmitiendo en ese momento.
Esa acción es lo que se conoce como raidear y suele ser un gesto constructivo dentro de la comunidad de Twitch por el que unos streamers envían espectadores a otros generalmente menos populares.
Hate raid [redada de odio, en español] es una raid con el objetivo de inundar el chat de un streamer de insultos y spam.
En el caso de JiDion, el streamer pidió a sus seguidores que inundaran el chat de Pokimane con la frase ‘L + ratio’.
L es Loss [derrota, en español], un concepto muy usado entre la comunidad gamer.
Y ratio refiere al momento en el que una persona recibe más respuestas negativas que positivas tras, por ejemplo, tuitear una opinión polémica.
Vamos, que el objetivo de ‘L + Ratio’ es el de burlarse de Pokimane con terminología muy gamer que su comunidad entenderá a la perfección.
El problema es que el hate raid de JiDion desencadenó otro tipo de acoso. Es lo que pasa cuando envías a cientos de tus seguidores a ‘gastar una broma’, que algunos de ellos pueden ser gilipollas y terminan haciendo fechorías más problemáticas. Y eso es lo que ocurrió. El chat de Pokimane se inundó de ‘L + Ratio’ y otros ataques con la intención de dejar en mal lugar a la streamer en su propio canal.
Otros seguidores de JiDion incluso insultaron a seguidores de Pokimane con mensajes privados de mal gusto.
Twitch respondió a la hate raid de JiDion bloqueando su cuenta en la plataforma durante 14 días, pero el streamer se dobló en sus burlas a Pokimane en Twitter e Instagram. Cambió su foto de perfil por una de Pokimane sin maquillaje, publicó una disculpa en modo irónico que entusiasmó a sus fans y e hizo un directo en Instagram que dirigió más odio contra Pokimane por supuestamente provocar su baneo.
Tras esos acontecimientos, y quizá también sabiendo que el acoso de JiDion a Pokimane venía de antes, Twitch lo bloqueó de su plataforma de forma permanente.
¿Y Ninja? Bien, pues ahora es cuando viene el salseo. Después de todo este lío, DiJion se pasó por uno de los directos de Ninja para pedirle ayuda. Con los contactos de Ninja, DiJion quizá podría recuperar su cuenta de Twitch —no poco lucrativa precisamente teniendo en cuenta que gozaba de una comunidad de más de 300,000 seguidores.
En el directo, Ninja responde diciendo que él podría enviarle un mensaje a su contacto directo dentro de Twitch con el texto: “JiDion dice que lo siente”. Y pese a que nunca se llega a ver si Ninja de verdad envía el mensaje, el streamer sí llega a decir: “Lo he enviado”.
Pokimane evidentemente se cabrea con este tema porque el mayor streamer del mundo no solo está condonando las acciones de JiDion, sino que además sugiere delante de toda su audiencia que le está intentando ayudar. ¡Una audiencia de decenas de miles de personas!
En los días posteriores, Ninja borra los directos en los que se compromete a ayudar a JiDion, pero Pokimane los muestra en otro directo días después para mostrar lo ocurrido, lo que a su vez provoca que Ninja y su mujer envíen mensajes a Pokimane amenazándola con emprender acciones legales por difamación. ¡Pese a que ella está diciendo la verdad! ¡¡Y a que tiene las pruebas de que todo ocurrió tal y como ella ha dicho!!
Pero lo peor de todo son los mensajes que Ninja le envió a Pokimane cuando la streamer empezó a enseñar las pruebas: “Oye, solo quiero que sepas algo. Juro por la vida de mi abuelo, que ha fallecido hace poco, que no escribí a mi representante [en Twitch]. Y estás cometiendo un gran error”.
¿Puedes jurar por la vida de alguien que ya ha muerto? ¿Es eso válido? ¿Y cómo que ‘estás cometiendo un gran error’? ¿La está amenazando?
Toda esta controversia se ha desarrollado en directo porque Pokimane ha mostrado vídeos y mensajes en sus directos, generando montones de conversaciones y vídeos de reacción que han poblado la red a lo largo de la última semana. Esta conversación de xQc y Hasan, dos de los mayores streamers del mundo, es uno de mis vídeos favoritos de toda esta movida.
Y conste que hay muchos detalles que no caben en este resumen de la situación, pero eso ya dejo que lo investigues por tu cuenta. ¡No faltan análisis de la situación en YouTube!
En otro orden de cosas, este lunes vuelve Lunes por el mundo con un repaso de titulares internacionales. Seguiremos atentos a la situación en Ucrania y viajaremos también a Yemen, donde una de las guerras más cruentas de los últimos años sigue cobrándose víctimas mortales.
Podrás seguir el directo en mi canal de Twitch.
Hasta el lunes,
🏛 Éxodo demócrata en Washington D.C.