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22 de junio | Madrid
📬 En esta edición, me acompaña
, de la newsletter sobre periodismo y medios , para reflexionar sobre el uso de la inteligencia artificial en el ámbito periodístico en un momento trascendental para el sector.Lo hacemos ahora porque este pasado martes nos juntamos con beBartlet y Fundación ‘La Caixa’ para organizar el primer espacio de figuras emergentes del periodismo en España en el que poder debatir e imaginar el futuro de la industria con la inteligencia artificial.
Este fin de semana, compartiremos una segunda entrega con algunas de las mejores ideas de la cita y reflexiones ampliadas solo para suscriptores premium:
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👋 Aguanta hasta el final para un buen vídeo sobre Five Guys. Bienvenido a La Wikly.

🤖 El gran desafío
Por Emilio Doménech
Lo importante. El boom de la inteligencia artificial propiciado por herramientas como ChatGPT se ha introducido como un shock en las redacciones de periodismo de todo el mundo.
De un lado, la IA promete aligerar tareas de trabajo mecánicas que durante años han obstaculizado la creatividad y el reporterismo de innumerables periodistas.
Del otro, esa misma IA apunta a convertirse en el arma perfecta para empleadores en búsqueda de recortes de gastos y maximización de beneficios.
Ante ese desafío, la incógnita es si el periodismo abrazará la enésima oportunidad de reinventarse para bien o si los medios volverán a repetir los errores del pasado en una carrera generalizada hacia el abismo.
Contexto. Con el desembarco de la IA generativa, los periodistas hemos conocido herramientas capaces de componer imágenes y textos que parecen haber sido compuestos por humanos. Aunque planteando al menos dos cuestiones importantes:
Los chatbots como ChatGPT o Google Bard tienden a inventarse informaciones y a alucinar, a enrocarse en afirmaciones inciertas.
Los modelos de lenguaje sobre los que se ejecutan se sirven de contenido repartido por la red muchas veces protegido por derechos de autor.
Esos dos escenarios son inadmisibles en el mundo del periodismo.
Primero, porque la fiabilidad de la información es clave para servir de utilidad a la ciudadanía.
Y segundo, porque crear información a partir de contenido de terceros sin reconocerlo ni remunerarlo atenta de lleno contra el modelo de negocio de los medios que pagan por hacer periodismo original.
Explícamelo. El mayor inconveniente de la IA en el periodismo no tiene tanto que ver con lo que ahora ofrecen chatbots y modelos de lenguaje, sino con el potencial con el que cuenta la tecnología para desmantelar la forma en la que hemos concebido las redacciones de los medios en los últimos años.
Un periodista humano tendrá que seguir escribiendo artículos de análisis sobre las consecuencias políticas de unas declaraciones controvertidas de un primer ministro. Las IA actuales no razonan, sino que funcionan como «una máquina de autocompletado gigantesca».
Pero una IA sí podrá escribir de forma automatizada un artículo de reacciones de otros políticos a las declaraciones de ese primer ministro a partir de teletipos y publicaciones en redes sociales. Y a una velocidad mucho mayor que la de un humano.
Los periodistas tendrán que seguir tomando declaraciones, haciendo preguntas incómodas, convenciendo a fuentes para que revelen exclusivas y desgranando tesis a partir de informaciones que la IA solo será capaz de ordenar y sintetizar, nunca comprender. Al menos, por ahora.
💡 La idea
Ese optimismo de coexistencia entre humanos y máquinas en el futuro del periodismo no quita que la IA sigue abriendo un nuevo capítulo de transformaciones en los medios.
Si en La Wikly hemos usado IA para ilustrar de forma más impactante algunas de nuestras columnas, ¿qué impide a medios más grandes deshacerse de ilustradores o diseñadores que hacían ese trabajo hasta ahora?
Si chatbots como ChatGPT son capaces de leer documentos extensos y sintetizarlos en cuestión de segundos, ¿qué impide a medios más grandes prescindir de uno, dos o más periodistas que hasta ahora se repartían tareas que implicaban horas de trabajo?
El peligro ahí también es que demasiados medios vean en la IA un potencial similar al de hace una década con las granjas de contenido.
Esto es, medios que pagaban a unos cuantos redactores freelance para que escribieran artículos optimizados para buscadores sobre cómo usar una app de moda o qué arneses son los mejores para un perro Jack Russell Terrier (guilty).
Ese fenómeno podría volver a repetirse con herramientas de IA cuyo propósito solo sea superproducir artículos de contenido optimizado y titulares clickbait que contaminen la red, sea con spam o con desinformación.
Esa es la verdadera carrera hacia el abismo.
¿Y ahora? La automatización en la redacción periodística, al menos la automatización a niveles que no se habían visto en el pasado, ha llegado para quedarse. Así que el siguiente paso, el que deberíamos haber dado ya, es el de unir fuerzas en los medios para que el shock no sea traumático.
Es de ahí que naciera una iniciativa como la que planteamos este martes junto a beBartlet, Fundación ‘La Caixa’ y una treintena de periodistas y líderes emergentes de medios en España.
Y es de ahí que ahora toque buscar formas de usar la IA para plantear pautas deontológicas en los medios, exigir regulación a los gobiernos y aspirar a que la tecnología mejore nuestro trabajo.
Porque no es una cuestión de intentar frenar lo inevitable, que la IA se instalará en las redacciones y muchos empleos se irán por la borda, sino de usar la IA para que todo el periodismo que esté por llegar sea el mejor que hemos hecho nunca.

✍️ Un cóctel… ¿arriesgado?
Por Mar Manrique
Esta semana corría por redes sociales esta viñeta de Tom Fishburne sobre el uso del chatbot de inteligencia artificial generativa ChatGPT en las empresas.
«No sabemos cuánto de lo que dice es inventado… o si nos quitará el empleo… o los riesgos que supone utilizarla… o si puede afectar a nuestra reputación… pero lo que sabemos seguro es que queremos comenzar a implementarla tan pronto como sea posible».
O, añado, al menos experimentar con ella.
La opinión del dibujante se reforzaba con el siguiente mensaje: «las organizaciones pisan el acelerador a fondo mientras intentan trabajar en el motor al mismo tiempo», pero la realidad en el sector periodístico español es distinta.
Mientras algunos medios llevan la delantera en su uso, otros comienzan a tantearla, empiezan a definir líneas de acción o la miran de lejos, temerosos de introducirla en sus procesos de trabajo.
Esa combinación de expectación, entusiasmo y recelo se vio este martes en el evento organizado entre La Wikly y beBartlet con la ayuda de Fundación ‘La Caixa’:
¿La IA se encargará de las tareas más tediosas?
¿Se pondrá en valor el componente humano?
¿Podrá emular nuestro tono y reemplazarnos?
Ese cóctel también ha estado presente en otras transformaciones y otros tiempos:
En la irrupción del digital en un sector hecho al papel.
O en la presencia, aún cuestionada, de los medios en TikTok.
En un panorama tan cambiante como el actual, las preguntas, igual que las reacciones, son siempre las mismas. Es también la forma más humana de enfrentarnos a aquello que nos genera incertidumbre. Pero la presencia de la IA en las redacciones no es nueva.
Se usa en herramientas como EchoBox, que permite la automatización de las publicaciones en redes sociales.
O en Piano, el CRM líder en el mercado que ayuda a la propensión al pago y a darse de baja con la personalización de contenidos y ofertas.
Pero la IA generativa es otro cantar. Plataformas como ChatGPT y sus semejantes pueden usarse para generar textos orientados a SEO, resúmenes bursátiles con unos prompts específicos, sugerencias de titulares, o de esqueleto de artículos, extraer datos de largos informes, resumir piezas extensas o dar ideas sobre temas. De hecho, algunos medios españoles ya la usan con este cometido.
En RTVE echaron mano de la IA para cubrir las elecciones del 28 de mayo y compartir los datos de 5.000 municipios con menos de un millar de habitantes.
El digital tecnológico Xataka la utiliza en la creación de imágenes.
Y la Defensora del Lector de El País compartía con los lectores el inicio de una «reflexión interna» para delimitar el uso de la IA en la redacción.
En la teoría, la IA generativa puede complementar y facilitar el trabajo del periodista, descargarnos de las tareas más tediosas y mecánicas (¿Quién quiere transcribir una sesión parlamentaria eterna?) para poder centrarnos en lo que de verdad importa: el enfoque humano.
En la práctica, sin embargo, surgen dudas.
Tanto es así que el mismo titular de esta breve columna lo conforman interrogantes. Porque, cuando se trata de periodismo e IA, surgen respuestas claras (se debe ser transparente con su uso, limitarlo a acciones concretas, revisar el trabajo de la herramienta y que siempre haya intervención humana), pero también más preguntas.
¿Lo bueno de eso? Que andando se hace camino; y cuestionándose, también. Así llegamos a conclusiones que, por responsabilidad, nos acercarán irremediablemente a formas más éticas e informadas de usar la IA, y a unir fuerzas para proteger el trabajo periodístico tras la enésima «amenaza» que sufre, ya sea en forma de plataformas digitales, redes sociales o chatbots.
📊 Periodistas e IA
En la cita de este martes con periodistas y líderes emergentes de medios de comunicación en España hicimos una encuesta sobre IA y periodismo para entender mejor el estado de ánimo de los invitados con la transformación que está viviendo el sector.
Aquí, compartimos un adelanto de una encuesta más exhaustiva que publicaremos en exclusiva este fin de semana para suscriptores de La Wikly Premium.
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🗞️ Lecturas recomendadas
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Universidad Miguel Hernández (en español, 14 minutos)
📰 ChatGPT, inteligencia artificial y las noticias
Columbia Journalism Review (en inglés; 12 minutos)
En otro orden de cosas, este jueves vuelven las citas de Cinéfagos para hablar sobre la taquilla veraniega, los estrenos que están por llegar y las decepciones que han supuesto títulos como The Flash o Elemental.
Podrás seguir el directo a partir de las 21:00 CEST en Twitch.
Feliz jueves,
Posdata: «Wow, Five Guys».