🏅 Hey, qué tal. En esta entrega, te contamos cómo París se está preparando para los Juegos Olímpicos con una visión del futuro que choca con el legado de las ciudades olímpicas de las últimas décadas.
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🏅 ¿Transformación real?
Lo importante. París ultima estos días los detalles para demostrar al mundo que una ciudad olímpica puede ser sostenible con el medio ambiente y responsable en el gasto al tiempo que abandera una visión de las metrópolis del futuro.
Las autoridades francesas se enfrentan a un legado peliagudo: las sedes olímpicas tienen un historial de sobregasto alarmante.
Y también: a demasiados ejemplos de gobiernos que prometieron cambios transformacionales para sus ciudades, pero que nunca se cumplieron del todo (o en absoluto).
Contexto. Con París 2024, los organizadores propusieron un acercamiento más austero que el de las sedes de ediciones anteriores.
Atrás, estadios faraónicos inservibles tras los Juegos se convirtieron en el testamento más relevante de citas como las de Atenas o Río de Janeiro.
Adelante, un 95 por ciento de instalaciones ya existentes o temporales que serán desmanteladas tras los Juegos de este año.
Pero lejos de lo estrictamente deportivo, las autoridades parisinas llevan años trabajando en convertir a la capital gala en una metrópolis hecha para el mundo del mañana.
En transporte público, con una inversión milmillonaria para ampliar la red de metro, habilitar decenas de nuevos kilómetros en carriles bici y restringir los coches en cada vez más zonas. El objetivo: conectar más y mejor el centro y los banlieus (suburbios del extrarradio).
En sostenibilidad, con un foco en mejorar la eficiencia energética de miles de edificios públicos, crear más espacios verdes y construir nuevos edificios con vidrio, madera y biomateriales. El objetivo: promover la construcción sostenible y la reducción de emisiones de carbono.
Y en urbanismo y vivienda, con iniciativas claras para llevar prosperidad a barrios parisinos marginados y desfavorecidos, pero evitando la gentrificación.
🇫🇷 Las promesas
Explícamelo. La realidad de esas promesas es más complicada. Pese al esfuerzo de inversión pública, París tendrá serias dificultades para llegar a julio con las tareas hechas.
Las líneas y estaciones de metro anunciadas estarán lejos de completarse antes de la cita olímpica, con solo una línea logísticamente importante completada para entonces.
Los carriles bici y las restricciones de tráfico tendrán un impacto importante en el centro, pero no así en los tan necesitados banlieus.
La intención de los Juegos era ser neutros en emisiones de carbono, pero la realidad es mucho más compleja, por mucha construcción sostenible que hayan promocionado.
Y la propuesta de evitar la gentrificación descontrolada, esa que expulsa a la clase trabajadora de sus barrios de origen, es un compromiso que queda por ver si la ciudad será capaz de cumplir.
¿Pero por qué tanto pesimismo? El historial habla por sí solo.
🏚️ Ciudades olímpicas deficitarias
En términos contables, los Juegos son indudablemente una ruina. Tras el espejismo del balance positivo de Los Ángeles 1982, todas las ediciones hasta la fecha han resultado en indiscutibles números rojos para los anfitriones.
Los crecientes ingresos por derechos televisivos, patrocinios o entradas no compensan las tremendas inversiones en infraestructuras.
Aun así, hasta hace poco muchas ciudades ansiaban este regalo, apoyados en interesados estudios que prometían retornos millonarios por la inversión.
Pero no es así. Hay ciudades que gastaron mucho más dinero del que tenían en transformaciones inútiles a largo plazo.
Los vecinos de Quebec (Montreal 1976) se han pasado 30 años pagando el agujero de 1.500 millones de dólares que les dejaron los juegos.
Atenas (2004) y Río de Janeiro (2016) son ejemplos de manual de gasto desorbitado, deudas e instalaciones abandonadas tras su estreno olímpico.
Es por ello que ahora no es tan fácil encontrar candidatas. La oposición a estos proyectos ha crecido entre muchos ciudadanos que ven en los Juegos una hipoteca para su futuro.
Hamburgo retiró su candidatura para los de 2024 tras un referéndum. Budapest hizo lo propio ante un cuarto de millón de firmas que exigían también poder votar.
El COI optó por asignar de golpe las dos próximas sedes a París y Los Ángeles, las únicas que seguían en la pelea. Los Juegos ya no son el caramelo por el que todas suspiran.
Los críticos que abogan por un modelo más sostenible han hecho algunas propuestas para cambiar esta dinámica.
La base de la mayoría es centrarse en proyectos de ciudades que tengan ya muchas instalaciones aprovechables, como París.
Esto iría en contra de cierta tendencia que marcaron los faraónicos Juegos de Pekín o Sochi (Juegos de Invierno), donde casi todo era nuevo. O como el Mundial de Fútbol de Catar.
Otra de las propuestas es que las sedes sean seleccionadas para al menos dos Juegos consecutivos o incluso que Grecia sea la sede permanente.
Pero el poder opaco del COI se basa en otorgar sede, por lo que el enfoque de París, si tiene éxito, podría marcar un camino más probable.
💡 La idea
El presupuesto de París 2024 es relativamente ajustado. Si se ciñen a los 9.000 millones presupuestados, serían los más baratos desde Sydney 2000.
Es cierto que no suman el gran gasto en la mejora de su red de transportes, ya que es un proyecto iniciado antes y que va más allá de los Juegos.
También las comparaciones son odiosas con una ciudad que no cuente con lo que ya tenía París: estadios, hoteles, comunicación óptima con sus aeropuertos.
Las ciudades deben invertir para mejorar, por lo que la medida del éxito de la inversión en unos Juegos no tiene por qué ser el déficit o el superávit, sino si los millones de euros mejoran la calidad de vida de sus ciudadanos desde todos los ángulos imaginables (vivienda, deporte, medio ambiente).
Entonces, ¿debe el COI restringir la elección de sedes a ciudades ricas?
Quizás no. Pero por su imagen, supervivencia y presuntos valores, debería reclamar un impacto positivo real del gasto que suponen los Juegos.
Ya sean más millones en ciudades como Río de Janeiro o menos en una potencia como París.
¿Pero qué decidirá si París ha funcionado? Que las mejoras presupuestadas de verdad impliquen una mejora en la vida de los parisinos, especialmente de aquellos más necesitados.
Si barrios como el estigmatizado Seine-Saint-Denis tienen acceso a mejoras en transporte e infraestructura a la altura de lo que ya gozan sus vecinos del centro.
O si un sistema de vivienda impide la gentrificación de barrios como Porte de la Chapelle, otra zona históricamente denostada que, con nueva inversión, podría apartar a los vecinos que llevan años sufriendo el ninguneo de la administración local.
🏙️ No queríamos ponernos técnicos, pero es muy interesante leer la propuesta de París para la distribución de vivienda en Porte de la Chapelle: «Alrededor del 35 al 50 por ciento de las [nuevas] unidades serán viviendas sociales, reservadas para hogares de bajos ingresos. Se reservan tramos adicionales para vivienda intermedia, en la que los alquileres están por debajo de los precios del mercado, y BRS, un sistema que permite a las personas de bajos ingresos comprar propiedades sin ser propietarias de la tierra que hay debajo, reduciendo así los precios de las viviendas aproximadamente a la mitad. Entre el 15 y el 45 por ciento de los apartamentos, dependiendo de la zona, se alquilarán o venderán en última instancia a precios de mercado abierto».
¿Y ahora? Si el proyecto en torno a los Juegos de París funciona y las vidas de los vecinos de barrios como Seine-Saint-Denis mejoran, bien haría el COI en apuntarse el tanto y trabajar en esa línea para el futuro.
Porque los ingresos bastan para cubrir los gastos operativos: seguridad, viajes, limpieza, servicios, reforzar la red de transporte.
Pero lo que justifica, o no, las inversiones que se quedan es su legado para todos.
Suerte, parisinos.
🤢 (Sobre todo, suerte con lo de limpiar el Sena para poder nadar en él este verano).
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Feliz lunes,
Posdata: las caras, Juan, las caras.
Felicidades! Me ha parecido muy interesante el enfoque.
Este verano iré a los Juegos de París, por lo que este artículo me ha parecido muy enriquecedor. Mucha de la información que habéis tratado no la sabía, así que gracias, como siempre. :)